24 noviembre 2007

El deber cumplido

Esa intrinseca sensacion casi inexplicable, o no tanto. Esa que aparece cuando hemos hecho lo que debiamos, y nos viene a gratificar desde dentro. Se aparece como una sonrisa y persiste cual palmada en la espalda diciendonos al oido: "Muy bien hecho!".

Y no me refiero a las loas ajenas, la de los demas, me refiero a la satisfaccion interna, la que nos hace sentir orgullosos de nosotros mismos como seres humanos. Esa, considero, es la mas impoluta muestra de nuestra moral. Porque no esta viciada, porque no proviene de una imposicion o de una actuacion, sino de un acto consciente, proviene de una realidad propia, aparece aun cuando nadie ha notado nuestro obrar.
La misma de aquel que salva vidas y no aparece en los medios; la misma de aquel que escribe sin esperar ser libro; la misma de aquel que investiga sin aspirar nunca a un Nobel; las mas divina (entiendase por divinidad) de las apreciaciones humanas, la que mas nos acerca a Dios y, quizas, la misma que experimento durante el septimo dia.


2 comentarios:

Anilina dijo...

Muchas gracias por tus palabras en mi blog. Qué más placentero que poder lograr una profundización tan precisa sobre el deber cumplido! Mis aplausos para vos. y ojalá no se vaya tan rápido esa sensación cuando uno la siente, no?
Saludos ^^

Pupo! dijo...

Muchas gracias por pasarte... Es verdad, ojala no fuera tan efimera. Pero asi es la vida. Nos quedamos con fragmentos de las sensaciones, quizas sea para no aburrirnos de ellas

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